El histórico jugador de la Selección Argentina y multicampeón de la Liga Nacional se sumó a una nueva transmisión de la Agencia Córdoba Deportes para hacer un recorrido por su carrera.
Leo Gutierrez es un hombre del básquet argentino hecho y derecho: ganador en 10 oportunidades de la Liga Nacional, llegó a la Selección Argentina para colgarse dos medallas olímpicas y hasta lograr un segundo puesto en un Mundial. Fue parte de los seleccionados que le ganaron en dos ocasiones al famoso Dream Team de los Estados Unidos.
En el contexto del aislamiento social, preventivo y obligatorio, Leo se sumó a una nueva transmisión a través del Instagram de la Agencia Córdoba Deportes para hacer un repaso por todos sus logros y su presente como entrenador.
“Ser entrenador me ayudó a no extrañar el básquet. Lo llevé muy bien desde el principio porque tenía asumido cuál era mi camino. Sabía que quería ser entrenador. Me gusta mucho ser entrenador, te apasiona. Es totalmente distinto a ser jugador, lo llevo bien. No extraño jugar. Llegué a un momento que no tenía más para dar. El cuerpo también me había dicho ‘basta’”, arrancó contando Leo.
Obviamente con sus 10 títulos en la Liga Nacional, Gutiérrez tiene mucho para repasar. Pero hay dos clubes que marcaron su carrera Atenas y Peñarol de Mar del Plata. Con el “Griego”, Leo consiguió tres títulos; en 1998/99, en 2001/02 y en 2008/09.
“El primer año que estuve en Atenas fue un cambio muy grande para mí porque venía de Olimpia y saltar a un equipo como Atenas, que era candidato número uno siempre, me llevó a tener que trabajar el doble y esforzarme para llenar las expectativas. Fue una transición difícil, pero linda. Me enseñó mucho estar con Rubén, con Pichi, con Marcelo. El año que salimos campeones en 2002, que se retira Marcelo, fue como un regalo para mí por estar con él en su último año. Ayudar a que Marcelo salga campeón en su último partido fue magnífico. Y en 2009 fue un placer, poder darle la gloria que necesitaba el club nuevamente y ayudar a ese equipo a conseguir lo que nos habíamos planteado”, recordó sobre esa etapa.
Y justamente esos años de carrera de Leo le permitieron compartir con sus ídolos Marcelo Milanesio, Hector “Pichi” Campana, Diego Osella, entre otros. Y sobre ellos también compartió recuerdos y elogios. “Fueron mis referentes. Cuando llegué a Olimpia que me recluta Lamas, el emblema del equipo era Pichi y verlo entrenarse y jugar te generaba muchas cosas lindas. Tener la posibilidad de salir campeón con él, con Marcelo, con Diego te dan ganas de copiarlos y te contagian. Son mis espejos, son mis idolos, los quiero muchisimo”, rememoró.
Pero a Leo también le tocó vivir y ser integrante de la gran época de la Generación Dorada, años en los que logró resultados históricos con la Selección Argentina. “Nosotros en la selección éramos un grupo de amigos que nos juntábamos a competir y hacer las cosas bien”, afirmó Leo.
“Es increíble todo lo que generó la selección y ser parte de ese proceso fue una satisfacción muy grande. Recuerdo el 2008 porque tuve la posibilidad concreta de ayudar a ganar la medalla de bronce frente a Lituania. Pero fue magnífico poder estar, poder ayudar a cumplir, fue algo único. Creo que todos los jugadores sienten esa satisfacción”, agregó.
Uno de los momentos históricos, entre tantos que vivió ese seleccionado, fueron las dos victorias ante Estados Unidos, en el Mundial de Indianápolis 2002 y en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Sobre el primer partido Leo recordó: “La mañana previa Rubén nos da toda la táctica y nos empieza a decir cómo íbamos a defender. Lo mirábamos y parecía que nos tomaba el pelo y cada vez que pasaban los minutos entrábamos en razón y decíamos ‘este tipo está hablando seriamente y quiere que juguemos en serio con el mejor equipo del mundo’. La charla previa al partido fue el mismo discurso, nosotros nos la re creíamos, hicimos la arenga en el pasillo y los de Estados Unidos nos miraban. Salimos a comernos la cancha”.
“Creo que tácticamente Rubén y su cuerpo técnico le pegaron en la tecla y les generamos tantas dudas que nunca le encontraron la vuelta. Cada vez que miraba el tablero pensaba ‘van a reaccionar’ y nunca reaccionaron ni los dejamos reaccionar”, aseguró.
Mientras que sobre el 2004 opinó: “Éramos otra clase de equipo, teníamos otra idea, sabíamos que el momento era ese, que se podía repetir porque no era que venían jugando de maravilla. Tenían grandes jugadores como Carmelo, Lebron, Duncan pero nosotros teníamos un arma desconocida que nadie sabía, entró Walter Herrmann que les hizo un desastre. Hicimos el juego perfecto, sabíamos dónde lo podíamos dañar y Rubén tácticamente, tanto defensiva como ofensivamente, nos dio las pautas necesarias para ganarlo”.
Y su extensa carrera también le permitió compartir los inicios y la explosión de los nuevos líderes de la Selección Argentina, donde se destaca el cordobés Facundo Campazzo. “Creo que a Facu lo conocí con 17 cuando llegó a Peñarol y lo vi crecer y verlo ahora convertido en el jugador que es me pone muy feliz porque ha trabajado muchísimo. Se superaba día a día, era una esponja. Cuando Manu le dijo que era la primera vez que veía un base con panza el tipo se puso a dieta y se puso bien físicamente y ahora es el mejor base de Europa y fue el mejor del Mundial”.
En este sentido también opinó del subcampeonato obtenido por la selección en el Mundial del 2019, en China. “Vi crecer a mucho de esos jugadores compitiendo en contra o juntos y verlos jugar de la forma que jugaron y la entrega que tuvieron, la verdad que me genera mucha satisfacción. Nuestro básquet no quedó solamente en la Generación Dorada sino que siguió sacando jugadores. Se habla de Campazzo y Deck a la NBA y eso te pone contento. Los chicos agarraron el legado de la Generación Dorada y lo quieren agigantar”.
Ya en su nueva etapa como entrenador, Leo también recordó a aquellos que marcaron su carrera desde el banco entre los que están Rubén Magnano, Julio Lamas y Sergio Hernández. “Ruben me marcó el camino del esfuerzo, que no tenés que quedarte con lo que tenés. Saber que me tenía que entregar 100% en cada entrenamiento y cada partido y que no es un jugador sino que es un equipo el que gana un campeonato. Julio Lamas me dijo que quería que yo sea el líder y que él me lo pida y me lo marque, me marcó muchísimo a lo largo de mi carrera porque me sentí cómodo en ese rol y me sentí tranquilo que era el camino que quería recorrer. Y Sergio me dejó ser, nunca me puso una traba. Me dejó que tome decisiones, le daba importancia a mi palabra. Soy muy agradecido de tener los entrenadores que tuve, estaría agradecido de poder tener una pizca de cada uno porque son tres grandes entrenadores que marcaron la historia del básquet”.
Todos ellos lograron resultados históricos con la Selección Argentina y ese es un bulto al que Gutiérrez no le esquiva y un sueño por el que también lucha. “Sería magnífico ser técnico de la Selección. Si tengo la capacidad necesaria y la chance de estar en la selección, lo voy a tomar y voy a dar el máximo para ayudar a la Argentina”.