Un 26 de marzo de 1994, el por entonces Estadio Córdoba, terminaba de hacerle honor a su nombre inaugurando una modernísima pista de solado sintético, la primera de Córdoba, y se constituía como el primer Estadio Olímpico del país.
El Estadio Olímpico Córdoba, Estadio Córdoba o popularmente conocido como “Chateau”, abría sus puertas un 16 de mayo de 1978 como una obra monumental, que alojaría nada más y nada menos que al Mundial Argentina ´78.
Producto de idas y vueltas, y tras varias prerrogativas por parte de las diferentes federaciones e instituciones deportivas cordobesas, el estudio Sánchez Elías Peralta Ramos y Agostini (SEPRA), asociado con Hugo Oviedo, Alberto Ponce, Luis Marchesini y Renzo Facchin, decidieron dotar al estadio del espacio necesario para albergar a una pista de atletismo, con las medidas reglamentarias exigidas por aquel entonces.
En principio, y tras inaugurarse, las instalaciones sólo tuvieron el espacio para construir la pista, y aunque en las fotos de época se ve de color rojo, en realidad, era solamente el cordón relleno de piedras, que desde la distancia, daba la sensación de corresponderse a una pista.
En una nota publicada en 2004 por La Voz del Interior, el arquitecto Hugo Oviedo contaba cómo se tomaba esa determinación: “No tenía sentido construir un estadio de fútbol para que se jugaran ocho partidos. Por ello, las fuerzas vivas de Córdoba, pienso que con buen criterio, le pidieron al gobernador Obregón Cano que se hiciera un estadio olímpico. La idea era contar con una infraestructura que sirviera como base para el diseño de una política estatal sobre deporte”, precisó en aquel entonces.
Después de 16 años, en marzo de 1994 Argentina tenía su primer estadio olímpico y ese recinto fue, nada más y nada menos, que el Mario Alberto Kempes. Exactamente un 26 de marzo a las 19:36, se descubría la placa que le daba nombre al solado: Valerio Vallania, destacadísimo atleta cordobés de la década del 20.
El acto inaugural contó con la participación de delegaciones de países vecinos como Uruguay, Brasil, Chile y Paraguay, además de la presentación de deportistas haciendo gimnasia aeróbica e incluso el arribo de paracaidistas al campo de juego: todo esto coronado por los infaltables fuegos artificiales.
Así Córdoba vivió dos jornadas de fiesta, con un gran torneo y más de 10 mil personas dándose cita en la casa del deporte de Córdoba. Ya en el siglo XXI, con la decisión de convertir al Kempes en un auténtico Polo Deportivo, comenzaron a desarrollarse nuevas ideas para que la pista tenga su reemplazo, y así, desde 2016, tras años de negociaciones, una nueva superficie de solado sintético apta para mundiales y con certificación IAAF acompaña al estadio en un espacio aledaño, dentro del mismo predio y con un conjunto de nuevas instalaciones de primer nivel.