Sonrisas, siempre juegan con una sonrisa. A veces no se mueven, porque en este deporte, el que tiene la mejor muñeca, gana. El Bádminton, el “poco conocido” que participa en los Juegos Nacionales Evita.
Un deporte antiguo, que poco tiene que ver con estas latitudes, pero que supo ganarse adeptos en Córdoba. Lo pueden practicar chicos y grandes. Nacido en India, al principio llamado Poona, rápidamente fue adoptado por los ingleses que en su versión original, lo jugaban con un corcho y 16 plumas.
Lejanos en distancia y en costumbres, el bádminton llegó a la Provincia para quedarse, y nuestros representantes vienen a Mar del Plata a dejarlo todo por la camiseta. Por supuesto, todos quieren ganar, pero el estar en esta competencia, ya les da un plus.
Sebastián Bolbochan es profesor de Educación Física y uno de los pocos (sino poquísimos) entrenadores de bádminton homologados por la Federación Internacional, que actualmente participa de otro proyecto que también da que hablar: el para bádminton.
Él, junto a un grupo de profesores y los mismos chicos, se encuentran al lado del recinto del CEF N°1, esperando para participar de los primeros juegos en los pasillos del enorme complejo: allí entran en calor junto a la gente que viene y va, ordenan sus bolsos, las plumas y las raquetas.
Todos están expectantes por los resultados de este torneo: el profesor dice que es la “nueva camada” y que a medida que pasen los años, los que compiten lo harán cada vez mejor. Del otro lado, están los chicos, que con tanta tranquilidad como su entrenador, comentan lo mucho que les gusta el deporte.
Uno de ellos es Jeremías Nahuel Yovizza, que con 12 años, por primera vez participa en los Evita: “Yo jugaba al tenis, y por circunstancias del colegio no pude ir más. No sabía que era el bádminton, hasta que probé y me gustó. Practico en dos pueblos: Las Acequias y Paso del Durazno”.
Sebastián vive en Agua de Oro, cuna del Bádminton. Se acerca con su característico tono sereno y tranquilo; tanto como el propio deporte que enseña, donde hay raquetas pero no hay piques. El frenesí de los primeros años parece haberse detenido, al menos, temporalmente: es que en 2015, esta disciplina tenía más de 150 personas que la practicaban (solo en esa localidad), casi un 10 por ciento de la población. ¡Lo que se llama un verdadero furor!
Pero aunque la velocidad y el número de integrantes disminuyeron, este deporte echó raíces fuertes en varios lugares, por ejemplo, en Reducción o en Las Acequias, al sur provincial. Y así, las semillas comienzan a germinar.
Allí, gracias a una demo del Programa CBA X de la Agencia Córdoba Deportes, Bolbochán llegó con un par de raquetas y algunas plumas: solo esto pareció ser suficiente para cautivar a más de uno, entre ellos a algunos integrantes que hoy se encuentran aquí, en Mar del Plata.
Hay más y menos hábiles, pero las ganas de todos son las mismas. Los profes solo miran, sin señas, sin gritos ni ademanes. Lo importante es divertirse, participar. Todos iguales, sin discriminar. Por eso mientras la pluma vuela, ellos ríen.