Leandro Bottasso es un referente del ciclismo argentino con gran experiencia panamericana. Antes de los Juegos tuvo una extensa preparación y se perdió el nacimiento de su segundo hijo. Logró la medalla de bronce en Keirin y ahora siente que el sacrificio valió la pena.
En Río de Janeiro 2007 y en Guadalajara 2011, Leandro Bottasso logró la medalla de bronce en Keirin y llegó a Lima con la gran meta de sumar otra presea para Argentina, Córdoba y su Bell Ville natal.
Pasaron las primeras pruebas y no podía conseguir el objetivo planteado. La ansiada medalla no llegaba. Cuando fue el turno del Keirin, Bottasso sabía que era su momento y no lo dejó pasar. Con un gran sprint final, se metió tercero y se aseguró el podio.
Atrás quedaba una historia que pocos conocían. Para llegar en buena forma a los Juegos Panamericanos de Lima, realizó su preparación en los Estados Unidos y no pudo estar presente en el nacimiento de Genaro, su segundo hijo. Tras un acuerdo familiar, sacrificó ese irrepetible momento con el compromiso que la medalla sería dedicada al nuevo integrante de la familia. Por eso la emoción, por eso el abrazo eterno con sus padres y su hijo mayor tras el final de la carrera y, por eso, la sonrisa que todavía no se le borra de la cara.
Cansado, pero muy satisfecho, Bottasso hizo un balance de su participación en Lima y de su carrera: “Es una alegría enorme poder coronar estos juegos con una medalla de bronce. Es un triunfo familiar porque es un esfuerzo que hacemos todos. Corro en bici desde los 5 años y no esperaba tener una trayectoria así. Amo lo que hago y este tipo de eventos me hacen sacar lo mejor de mí. En los últimos años mejoré mis marcas y eso me motiva para seguir por este camino, con Tokio como objetivo”.
Leandro ya puede volver tranquilo. El pequeño Genaro ya tiene su medalla panamericana.