La aplicación de la tecnología al deporte aumenta día a día y la pandemia del Coronavirus aceleró un proceso que no se detiene.
Fernando Miller es vocal de directorio de la Agencia Córdoba Deportes, referente nacional de kitesurf y autor del libro “Performance Extrema. El arte de desafiar nuestros límites”. Por eso, es una palabra idónea para reflejar el avance de la tecnología en el deporte y lo hace en esta nota que compartimos:
Si hay una conclusión que ya podemos sacar de esta pandemia es que no solo aceleró la adopción de la tecnología en gran parte de la sociedad, sino que exprimió al máximo su potencial adaptándola para ocupar roles estratégicos que no se encontraban en un horizonte cercano, al menos para el común de la gente.
Los deportes no fueron la excepción a este fenómeno de adopción / adaptación, y esto queda en evidencia cuando en los últimos meses tuvo lugar la mayor fusión de la historia entre los deportes convencionales y los deportes electrónicos, también conocidos como eSports, de la mano de la Fórmula 1.
Esta categoría automovilística, fiel representante del poder de la tecnología, donde las escuderías intentan manipular cada bit de información para ganar sus carreras, aprovechó los momentos más duros de la cuarentena estricta para impulsar a sus corredores a que participaran en competencias online, logrando que millones de espectadores sigan conectados a su disciplina a través de las redes.
Si bien esto parece algo lejano para el común de la gente, haciendo un paralelismo, el Club Náutico Córdoba invita a los timoneles a participar de sus competencias en una plataforma digital conocida como Virtual Regatta. Este es un juego online sumamente técnico que simula a la perfección las carreras náuticas y da lugar a que la experiencia real en navegación de embarcaciones a vela sea el gran componente que se necesita para llegar al podio en este espacio virtual.
El Deportista, como eje del cambio futuro
Los avances tecnológicos tienen larga historia impactando en el mundo deportivo, donde podemos apreciarlo en el diseño de elementos propios del deporte con nuevos materiales, la forma en que se entrenan los deportistas de alto rendimiento, la transmisión de los deportes y la sinergia con el público, cómo así también la perfección en cómo se juzgan ciertos momentos claves de un juego para lograr más ecuanimidad en las decisiones de los árbitros. Pero hoy estamos a las puertas de alteraciones más profundas y duraderas: el cambio del propio deporte y su deportista.
Nuevas formas de competir
Montpellier es un bello pueblo Francés que, durante 4 días al año, recibe a cientos de miles de personas de todo el mundo para presenciar una de las competencias de deportes extremos más grandes del mundo, llamada FISE. En su edición 2020 fue transformada a una versión digital, donde si bien la ciudad no recibió a sus miles de turistas, las redes sociales y la web fueron los anfitriones que dinamizaron la llegada de visitas virtuales del público que, munidos de nuevas herramientas, alentaron a los atletas. En esta edición del E-FISE, Córdoba tiene un récord de participantes locales comparados con otros años, en disciplinas como el BMX, Parkour, Skateboarding y Wakeboard Cable. Esto se dio gracias a la posibilidad de tener un celular con capacidad de filmar una rutina deportiva y transmitirla por internet a los jurados que, sentados en sus respectivos hogares, realizan su apreciación técnica y emiten sus puntajes. Si bien hay lectores que estarán pensando que no es posible que se desarrolle el espíritu de excelencia deportiva a través de una barrera como lo es la pantalla de un dispositivo, podemos claramente ver “el vaso medio lleno” y pensar que hoy decenas de atletas locales mantuvieron su motivación, fueron apoyados por sus respectivas comunidades deportivas y lo hicieron en un momento donde no había otra opción para mantener la llama de la antorcha encendida.
El camino de la tecnología
Quizás parte del éxito de lo sucedido en Francia este año tenga que ver con que los deportistas extremos son considerados “Adoptadores tempranos de tecnología”; en otras palabras, alguien que no demora la incorporación de nuevas herramientas en sus actividades, ya sea por moda o porque la flexibilidad propia de cada deporte no admite tantas regulaciones o presiones propias del sistema social / económico para lograr mantenerse ajenos a los cambios con posibilidad disruptiva. Lo cierto es que la tecnología, al igual que la ciencia, siempre encuentra su camino para hacerse presente transversalmente en todos los lugares donde pueda generar un impacto. Hoy existen tres factores tecnológicos claves que acompañan la revolución electrónica en los deportes:
La llegada de nuevos tipos de sensores: Además del famoso GPS, que puede medir, por ejemplo, velocidad, recorrido y aceleración de un deportista, existe una nueva gama de sensores que permite medir altura de un salto, cantidad de segundos en el aire, y fuerza G para la inercia en los giros o el impacto en la caídas. A esto se le suman las capacidades de conectarse biométricamente con el cuerpo humano y transmitir en tiempo real inclusive los niveles de estrés del deportista.
El refinamiento de la realidad virtual / aumentada. En la actualidad, lo que percibimos a través de nuestros ojos como realidad puede, técnicamente, estar siendo emitido por una computadora y a nuestro cerebro le costaría mucho notar la diferencia. Un ciclista podría estar visualizando la meta que marca el fin de una etapa de competencia, que lo anima a dejar sus últimas energías en busca de su mejor tiempo, pero esta señal de finalización aparecería sólo en sus lentes, como parte de su realidad aumentada compartida por él y otros ciclistas que participan de la carrera de manera local o, por qué no, virtual.
Nuevos dispositivos y relojes inteligentes. El deportista deja de ser solo un individuo realizando su deporte, sino que es parte de una matrix interconectada donde se registra su actividad, y parte del resultado de su desempeño es evaluado ante sus pares en la aldea global. Como ejemplo, hoy los practicantes de Kitesurf en el Lago los Molinos, en Córdoba, compiten contra sus pares del mundo por establecer sus marcas de altura en saltos durante un fin de semana, o hasta llegar al ansiado récord del salto más alto en Sudamérica durante el 2020, ganándole a los vecinos brasileros. Acceden a esto solo con instalar un dispositivo en sus tablas de navegación que registra sus saltos y luego actualiza la información en un sistema que es seguido por miles de deportistas sin importar su ubicación geográfica.
El futuro llegó
La dificultad para generar eventos masivos, los inconvenientes para poder viajar, y la situación económica en general son parte de la tormenta perfecta que da lugar a esta nueva forma de entender la unión entre deporte y tecnología. El público espectador está acostumbrado a la llegada de tecnología a sus deportes preferidos, pero la dirigencia deportiva, quien tiene un rol fundamental en impulsar los deportes, debe anticiparse y sentar las bases para que estos cambios se den de manera ordenada y sean aprovechados por la mayor cantidad posible de deportistas. Pretender resistir un proceso de cambio que viene con semejante envión tiene un solo perjudicado: el deportista, quien necesita de estas nuevas herramientas para seguir desarrollándose y representando nuestras disciplinas con éxito en el país y en el mundo.