Ariel Atamañuk, cabo de Gendarmería Nacional, perdió sus piernas en cumplimiento del deber y hoy, a más de 2 años de aquel trágico día, participará en el Mundial de Piragüismo en Aguas Tranquilas.
El vapor flotaba casi inmóvil sobre la pileta del Kempes. El frío de la mañana, chocaba con el calor que emanaba el agua. No había nadie, solo un bote. Al costado, mate en mano, se encontraba Ariel Atamañuk, el misionero y cordobés por adopción que viajará el próximo 4 de agosto a República Checa para participar del Mundial de Piragüismo en Aguas Tranquilas que se realizará del 23 al 27 de agosto.
Con el corazón grande y una voluntad arrolladora, el “cabo Ariel” llegó el miércoles por la mañana al Kempes para testear los dispositivos de su bote que le permitirán competir en el mundial y, en caso de accidente, salir ileso. “Nos estamos poniendo a punto, armando el dispositivo que va en el bote para ir a República Checa, así que estamos muy contentos. No esperábamos la pronta clasificación ya que empezamos hace muy poquito, pero bueno, nos tocó y vamos a intentar dejar lo mejor”.
Junto a Ariel está su esposa Viviana, su amigo que lo asiste en la adaptación de los elementos del bote y las prótesis, y su entrenador, Oscar Quiroga, un referente de la actividad y que también pertenece al programa de escuelas de formación deportiva adaptada de la Agencia Córdoba Deportes.
Una mañana de marzo de 2015, Atamañuk se desempeñaba como chofer de una unidad con más de 30 personas a bordo. Un camión se cruzó de carril y fue el comienzo de unos instantes de fatalidad. Gracias a una maniobra audaz, se convirtió en el héroe: “Con mis compañeros hacíamos un relevo de rutina, estábamos trabajando en las inundaciones de Sierras Chicas en Río Ceballos. Hice una maniobra jugando mi vida para salvar la de mis compañeros porque era el que tenía el volante. Tuve la mala suerte de que perdí a un amigo, y la vida es así. Sentí todo, porque nunca perdí el conocimiento, quedé afuera del colectivo y me faltaban las dos piernas, entonces no me quería ir, quería estar, ya había pasado lo peor, me faltaban las piernas pero estaba vivo”.
A partir del accidente, Ariel se recuperó gracias a su fuerza de voluntad y al grupo de personas que siempre estuvieron con él. Cuenta que un día llegó al Kempes a ver una demostración del programa “Córdoba te Incluye” y se interesó por varios deportes. Se acercó a la pileta, al ver a un profesor haciendo pruebas allí. Desde ese momento, comenzó en la actividad del canotaje solamente como un paso más en su rehabilitación, aunque pronto su profesor vio que tenía condiciones. A partir de eso, todo cambió.
“Tuvimos la oportunidad de ir a un selectivo, nos faltó un punto y dijimos: el mundial no se nos tiene que ir. Estar allá ya es un logro”, destaca Ariel con la humildad de un grande. Durante 20 días estarán de pretemporada para ambientarse al agua, probar el bote nuevo, las palas y los dispositivos.
Luego tocó hablar de los afectos, y allí los ojos le brillaron de otro modo: “Mi esposa siempre está, es la que rema conmigo, sale a andar en la bici, es un pilar fundamental en esto, más allá de la parte técnica y profesional, está lo sentimental, en donde se cierra la puerta y quedamos los dos y me dice: gordo, estuviste bien, mañana será un gran día”.
La vida misma y él se dio una oportunidad de un nuevo comienzo, distinto, pero igualmente feliz. Según Ariel, no todos los días se avanza, pero si hay vida se puede salir adelante. Hoy, aquel cabo primero que pudo salvar la vida de sus compañeros ya no tiene sus piernas, pero sigue con el alma intacta.
Apoyo gubernamental
Ariel pertenece al programa de deporte adaptado de la Agencia Córdoba Deportes, “Córdoba te Incluye” y entrena en el estadio Kempes. Además, por su participación a nivel mundial, tendrá un aporte económico extra. Este beneficio fue anunciado por Medardo Ligorria, presidente de la entidad, y corresponde a todos los cordobeses que nos representen a nivel mundial.