El jugador de La Tablada lleva seis años en el seleccionado nacional de rugby seven. Aunque por el deporte postergó cosas importantes, no se arrepiente de nada: consiguió la medalla plateada en Toronto, y ya piensa en Río 2016.
Hace rato que es el capitán del equipo y hace tiempo que sabe lo que es vestir la camiseta del seleccionado argentino de rugby seven. Pero los Juegos Panamericanos de Toronto que acaban de finalizar fueron especiales para el cordobés Gastón Revol, referente del equipo argentino que consiguió la medalla de plata en Canadá. Es que, a diferencia de las citas que suele afrontar el rugby, esta vez le tocó ser parte de un gran grupo: el de los distintos deportistas nacionales que compitieron, todos juntos, por el medallero general.
“Siempre que jugamos un Mundial, un circuito internacional o un Sudamericano, estamos nosotros solos. Vemos a los demás equipos de rugby y nada más. Ahora fue diferente. El hecho de preocuparte por el medallero, por ejemplo. Te interesás más. Haber estado en la Villa Panamericana con deportistas de todo tipo y de todos lados también fue muy bueno”, asegura el back de La Tablada, que agrega otro dato que hizo distintos a estos Juegos: “Todo tuvo mucha repercusión en los medios. Con el (rugby) seven no estamos acostumbrados a eso. Vamos a jugar y se enteran la familia, algunos amigos y nada más”.
La pasión por la guinda hizo que la carrera de Contador Público tuviera que esperar. También los trabajos que conseguía, todos de medio tiempo, debieron pasar a un segundo plano. “Hace dos o tres años que estoy mucho tiempo con el rugby, con estos objetivos: el Mundial, los Panamericanos, etc. Tuve trabajos, pero siempre los dejé. Ayudé a mi papá o a amigos. Los que me conocen, se van a reír porque saben que no soy el mejor estudiante. Todavía tengo una carrera pendiente, que me está dando trabajo: la de Contador Público. La tengo ahí, estoy haciendo materias desde segundo hasta cuarto año”, afirma “el Verde” Revol.
Pero el gran premio aparece, siempre, de la mano de una gran apuesta. Y Revol lo sabe bien. Por eso, se aferra al presente dorado que le toca vivir y se ilusiona con un final soñado y de lujo: “Esto es hoy. Con lo que gano con el rugby, me puede mantener, puedo vivir. Sé que el año que viene se termina y tengo que seguir viviendo, y eso me preocupa, pero pienso que lo que estoy haciendo es algo único y lo quiero disfrutar ‘al mango’. Si me pongo a hacer todo, seguramente no pueda dedicarle el tiempo necesario a cada cosa. Mi objetivo está en el año que viene. Quiero llegar a (los Juegos Olímpicos de) Río”.