Milagros tiene 15 años, y de jugar al ajedrez en los recreos, hoy representa a la Provincia de Córdoba en los Juegos Nacionales Evita.
Hotel céntrico de Mar del Plata. En el hall principal, una docena de bicicletas se encuentran prolijamente acomodadas luego del largo día de competencias de ciclismo de ruta y de montaña. En el living, un grupo de chicos escucha en un pequeño parlante la música de moda. El recepcionista acomoda las columnas de una hoja de Excel, porque seguramente está por entregar su turno. Al fondo del salón, casi en un rincón, se ve a un grupo de gente alrededor de una mesa y en el centro de atención, dos personas y un tablero de ajedrez. Caras pensantes, silencio total.
Desde el otro lado, llega el maestro internacional Guillermo Soppe, quien acompaña a este grupo de jóvenes en esta travesía deportiva que requiere el compromiso de todos. Saluda, y como buen maestro, comienza a contar sobre el desafío que representa traer a competir a ajedrecistas amateurs y federados, pero tiene claro el espíritu que persigue: integrar y utilizar estos juegos como un incentivo para captarlos.
Al instante, baja de su habitación “Mili”, la protagonista de esta historia. Milagros Gema Bustos tiene 15 años. Integra el equipo cordobés que representa a la Provincia en las finales nacionales de los Juegos Evita.
La historia comienza en el IPET 129 “Héroes de Malvinas” de Villa Martínez, donde a través de un Centro de Actividades Juveniles (CAJ), comenzaron a practicar ajedrez. Hace 4 años los profesores Luis Paredes y Héctor Garay pusieron varios tableros de ajedrez en los recreos, y los chicos comenzaron a interesarse, se acercaron y participaron. Esa fue la semilla.
Así, esta actividad que comenzó como un entretenimiento, se transformó en un marco de contención para cientos de jóvenes que concurren a este establecimiento, en esta barriada cordobesa. “Al principio no sabía jugar. Me enseñaron a mover las piezas y al tiempo fui a un torneo en Santa Fe. Fue algo sentimental, me empecé a encariñar con el juego”, dice Milagros, que algo tímida, comienza a contar su experiencia.
Del recreo, el juego la metió en la escuela también los sábados, donde el club de ajedrez “Poder popular”, que comandan Santiago Grenada y Ernesto Molina, incentiva a los chicos a practicar este deporte desde hace un año.
La charla comenzó a distenderse lentamente, y llegó el momento de hablar de la familia: “Somos 7 hermanos, y de todos, conmigo quedaron 3. Además vivo con mi abuela, mi tío, su mujer y su hijo. En mi familia soy la única que hago deporte”, comentó.
“Lo que me alienta a seguir es ganarle a un compañero que nunca le puedo ganar”, cuenta Milagros y todos los de la mesa ríen. “Es la primera vez que vengo a Mar del Plata y me gusta demasiado. A los chicos los conocí en Santa María de Punilla en el Córdoba Juega y al resto en los Juegos Evita”.
En la cabeza de esta joven, todo parece estar claro: ella quiere continuar con lo que empezó en la escuela, con este deporte que le permite cambiar de aire, conocer nueva gente, poner el pensamiento al servicio de un deporte y el alma en algo que le “encanta”. Ella misma lo dice: el ajedrez la hace pensar y puede desarrollarse mentalmente, de otra manera. Con una sonrisa, ya piensa en el 2020: “Voy a estudiar más para volver”.