Una de las tantas historias que dejó el Córdoba Juega es la del equipo de básquet femenino que clasificó para los Juegos Evita 2017. Un ejemplo de superación y entrega de un grupo que salió de una escuela del corazón de nuestra Provincia.
El equipo de básquetbol femenino sub 17 no es una selección, ni forma parte de un club. Las chicas pertenecen al Instituto Santísima Trinidad de la localidad de Hernando y clasificaron por primera vez a los Juegos Nacionales Evita gracias a su participación en el Córdoba Juega.
En Embalse se coronaron campeonas enfrentando nada más y nada menos que al colegio Manuel Belgrano, dirigido por una eminencia del básquetbol: Walter Garrone. Sorprendidas y con la humildad de los grandes, lograron viajar a Mar del Plata. Cada vez que juegan un partido o entrenan, trasunta por sus mentes una imagen que les mueve el corazón: su profesora Paola que ya no está, y que comenzó este sueño.
En los más de 50 años de vida de esta institución educativa, es la primera vez que logran clasificar a un nacional, y a eso sus afectos lo saben. Alegría, ansiedad, emoción y nostalgia, algunos de los sentimientos que se cruzan por el corazón de estas chicas y la gente de su ciudad, por todo lo que pasaron, y todo lo que dejaron.
Maricel Palmieri es la profesora y entrenadora que “comanda” hoy este grupo: “Estamos sin palabras. Esto se vive y no se describe. Es la primera vez que venimos acá y estamos todas súper contentas. Sé que mis chicas van a entregar el cien por cien y esto está escrito: vamos a hacer el mejor papel posible”.
El representativo cordobés de la “Capital Nacional del Maní” entrena durante todo el año, en el horario de Educación Física, salvo en alguna ocasión excepcional, en donde suman alguna que otra hora extra. Muchas de las chicas incluso practican otro deporte, como handball o vóley. Son un equipo de escuela.
Este conjunto que llega a Mar del Plata, tiene un condimento emocional muy importante, porque comenzó trabajando con Paola, una profesora que fue compañera y amiga del actual equipo: “Ya no está más con nosotros. Acá hay alumnas que se iniciaron en el básquet con ella y este sueño, es un sueño que ella nos ayuda a cumplir”, indicó Maricel.
Sobre el banco de suplentes del recinto que les toque en suerte, el equipo alza una bandera que las alienta, que en silencio toca sus almas. Desde algún rincón, Paola las mantiene unidas y les hace recordar cada vez que juegan una cosa: “Pongan el corazón… dejen todo en la cancha”.